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La iritis (también conocida como uveítis u ojos rojos ) es una inflamación del iris, que es un anillo de color alrededor de la pupila del ojo. Afecta la parte frontal del ojo y también es una de las enfermedades oculares más comunes. Afecta a personas de todas las edades. Pero, la aparición de esta enfermedad ocular es más común en adultos jóvenes y de mediana edad.
¿Qué es un iris?
El iris es parte de la estructura interna del ojo. Está ubicado detrás de la córnea del ojo. Forma parte de la capa media del ojo llamada úvea. La función del iris es mantener el tamaño de la pupila y también controlar la cantidad de luz que entra al ojo. Un pigmento en el iris da color al ojo.
La iritis o inflamación del ojo conduce a varios problemas. Es necesario un tratamiento temprano para evitar complicaciones como la pérdida total de la visión.
¿Cuáles son las causas de la iritis?
La causa de la iritis varía de una persona a otra. Algunos de los factores causantes de la iritis se enumeran a continuación:
- Traumatismo o lesión ocular: las razones de la lesión ocular pueden ser un golpe con un objeto contundente, la exposición al polvo o al fuego o la entrada repentina de cualquier cuerpo o partícula extraña en el ojo.
- Infecciones oculares: las infecciones pueden ocurrir por cualquiera de los microorganismos como bacterias, virus o parásitos. Algunos ejemplos son el herpes zóster, la tuberculosis y la sífilis.
- Factores genéticos: ciertas mutaciones genéticas afectan el sistema inmunológico y causan enfermedades autoinmunes que también pueden causar iritis. Las enfermedades autoinmunes incluyen artritis psoriásica, espondilitis anquilosante y artritis reumatoide juvenil (infantil).
- Junto con otras enfermedades: la iritis puede estar asociada con enfermedades que afectan a otras partes del cuerpo, como la leucemia (cáncer de la sangre) y la enfermedad de Kawasaki (una enfermedad que causa inflamación de los vasos sanguíneos del cuerpo).
- Efectos secundarios de los medicamentos: la iritis puede ocurrir como resultado del uso de ciertos antibióticos como rifabutina y medicamentos antivirales como cidofovir y esteroides (para los dolores articulares).
- Infecciones en otras partes del cuerpo: la infección en algunas partes del cuerpo como los dientes, los senos nasales, las amígdalas y los riñones puede propagar los gérmenes a los ojos.
En algunos casos, no se comprende la causa de la iritis. Sin embargo, el tratamiento de la iritis se basa en los síntomas de la enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas de la iritis?
La iritis puede afectar un solo ojo o ambos ojos al mismo tiempo. La inflamación del iris se puede distinguir fácilmente por los siguientes síntomas:
- Enrojecimiento del ojo (conjuntivitis)
- Hinchazón del ojo
- Dolor y sensación de ardor en el ojo.
- Disminución del tamaño de la pupila.
- Disminución de la visión o visión borrosa.
- Malestar por la exposición a la luz (sensibilidad a la luz o fotofobia)
- Pérdida de la visión (puede ser el primer signo)
La iritis puede ser de dos tipos, según el desarrollo de los síntomas. Éstos incluyen:
Iritis aguda, en la que el desarrollo de síntomas es repentino o espontáneo.
Iritis crónica, en la que los síntomas se desarrollan gradualmente durante un período específico que dura ciertas semanas o meses.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la iritis?
Los factores de riesgo subyacentes pueden desencadenar la infección del ojo y también conducir a un mayor desarrollo de iritis. Los posibles factores de riesgo incluyen:
- Vasculitis: Infecciones o enfermedades que causan inflamación de los vasos sanguíneos.
- Cambios genéticos: cualquier cambio repentino o mutación en genes sanos (HLA-B27) puede contribuir a la iritis.
- Trastornos autoinmunes: las enfermedades autoinmunes incluyen espondilitis anquilosante y artritis psoriásica.
- Tabaquismo: uso excesivo de tabaco
- Enfermedades de transmisión sexual : infecciones como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la sífilis.
¿Cuáles son las complicaciones de la iritis?
El tratamiento oportuno y adecuado de la iritis puede no dar lugar a más complicaciones. Pero, en los casos no tratados, existe la posibilidad de que se desarrollen complicaciones específicas.
Las posibles complicaciones se enumeran a continuación:
- La fijación anormal del iris a las estructuras oculares subyacentes, como el cristalino y la córnea, reduce el tamaño de la pupila.
- La forma irregular de la pupila reduce la cantidad de luz que ingresa al ojo.
- El desarrollo de cataratas conduce a la pérdida de visión.
- Las afecciones oculares graves, como el glaucoma, que aumenta la presión dentro del ojo, provoca ardor y pesadez en el ojo.
- La vitritis, inflamación de la cámara vítrea que forma la cara posterior del ojo, conduce a una visión borrosa.
- La retinitis, daño a la retina, la capa sensible a la luz del interior del ojo, disminuye la percepción.
- Hinchazón dentro de la retina (edema macular cistoide), el desarrollo de quistes llenos de líquido dentro de la retina conduce a visión borrosa.
- Los depósitos de calcio en la córnea dificultan la visibilidad del ojo.
- En casos graves, puede producirse un daño en el nervio óptico (papilitis), que puede provocar ceguera parcial o completa.
¿Cuál es el diagnóstico de la iritis?
Un examen ocular completo es importante para evaluar el estado del ojo:
Examen físico:
El examen externo del ojo se realiza con una linterna, para evaluar el tamaño de la pupila y verificar la extensión del enrojecimiento del ojo.
Prueba de lámpara de hendidura:
El examen del ojo se realiza con una lámpara de hendidura, que es un microscopio de baja potencia con luz. El objetivo principal de esta prueba es evaluar las estructuras en la parte frontal del ojo como la córnea, el iris y el cristalino.
Prueba de agudeza visual:
Esta prueba se realiza con una tabla optométrica (una tabla con letras y números en diferentes tamaños) para evaluar la capacidad de los ojos para distinguir diferentes formas y objetos a distancia.
Se pueden realizar otras pruebas de diagnóstico, como análisis de sangre, para descartar cualquier enfermedad primaria subyacente como causa de la enfermedad ocular.
¿Cuál es el tratamiento para la iritis?
El tratamiento tiene como objetivo reducir el dolor, las molestias y también prevenir la pérdida de visión.
El tratamiento de la iritis implica:
Gotas para los ojos: Las gotas para los ojos con esteroides son principalmente útiles para reducir la inflamación del ojo. Las gotas se pueden administrar por vía tópica u oral o como una inyección alrededor del ojo. Ejemplos de gotas para los ojos con esteroides incluyen gotas para los ojos de dexametasona y prednisolona.
Los colirios ciclopléjicos como la atropina y la homatropina se utilizan para la dilatación de las pupilas. Estas gotas también son útiles para prevenir la adherencia de la pupila a otras estructuras subyacentes como el cristalino.
Cirugía: es una opción poco común para el tratamiento de la iritis. La cirugía para la iritis es principalmente útil para eliminar las cataratas o las cicatrices de la córnea. En casos de complicaciones como el glaucoma, se realiza una cirugía antiglaucoma para prevenir la pérdida de visión.
La iritis asociada con enfermedades primarias subyacentes como la artritis reumatoide debe tratarse junto con el tratamiento de las afecciones primarias.
¿Cómo prevenir la iritis?
La iritis se puede prevenir hasta cierto punto mediante las siguientes prácticas:
- Proteger el ojo de lesiones o traumas
- Reducir la exposición del ojo a infecciones.
- Llevar una dieta saludable con alimentos ricos en vitaminas C y E
- Evitar hábitos como fumar
- Practicar técnicas libres de estrés como el yoga o la meditación.
La iritis es una afección ocular tratable. El diagnóstico rápido y el tratamiento completo son fundamentales para evitar complicaciones graves como la pérdida total o parcial de la visión.