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La disfunción sexual femenina incluye problemas persistentes y recurrentes con el deseo sexual, la respuesta, el orgasmo (satisfacción) o el dolor sexual. La disfunción sexual es una condición prevalente en las mujeres y ocurre en aproximadamente el 40 por ciento de las mujeres en el mundo. Esta condición afecta a mujeres de todas las edades, pero se encuentra más comúnmente en mujeres menopáusicas. La mayoría de las mujeres dudan en hablar de los problemas relacionados con el sexo, lo que retrasa el tratamiento.
¿Qué es la disfunción sexual femenina?
El funcionamiento sexual es un proceso complicado, que involucra respuestas tanto físicas como psicológicas. La función sexual normal es un elemento esencial de la vida humana, tanto para el proceso reproductivo saludable como para llevar una vida diaria de calidad. Muchas mujeres tienen problemas con las relaciones sexuales en algunas u otras situaciones de la vida, pero, si estos síntomas se prolongan durante más de seis meses.
La disfunción sexual femenina también se clasifica como trastorno del deseo sexual, trastorno de la excitación sexual, trastorno del orgasmo y trastorno del dolor sexual.
Causas de la disfunción sexual femenina:
Los neurotransmisores juegan un papel vital en la función sexual normal de una mujer. Un buen bienestar físico y mental del paciente repercute en la liberación de neurotransmisores.
Algunas de las causas de la disfunción sexual son:
Desequilibrios hormonales, debido a afecciones médicas como la menopausia, trastornos de la tiroides, extirpación del útero, uso de anticonceptivos orales; afectan las hormonas sexuales femeninas como el estrógeno o la progesterona.
Cualquier problema ginecológico como infección en el tracto urinario, vejiga o vagina o endometriosis (crecimiento del tejido del revestimiento uterino fuera del útero en estructuras como los ovarios).
Los problemas musculares como la hiper o hipotonicidad de los músculos del suelo pélvico (músculos que rodean la región pélvica) afectan las secreciones de los órganos sexuales femeninos.
Los trastornos neurológicos, las lesiones de la médula espinal o los trastornos de los nervios periféricos afectan el papel de los neurotransmisores y esto puede conducir a una disfunción sexual.
Los trastornos vasculares disminuyen el suministro de sangre a los órganos sexuales femeninos como la vagina u otras estructuras del sistema reproductivo. Esta disminución en el suministro de sangre puede deberse a enfermedades crónicas subyacentes como diabetes, enfermedad renal crónica o enfermedad cardíaca.
Trastornos psicológicos como depresión, problemas de pareja, fluctuaciones del estado de ánimo y falta de interés.
Hábitos de estilo de vida como fumar y beber con mucha frecuencia. Estos hábitos pueden provocar ira, confusión y aislamiento.
Síntomas de disfunción sexual femenina:
Los síntomas de disfunción sexual son complejos. Las mujeres deben tener un conocimiento explícito sobre las estructuras y funciones del sistema reproductivo femenino. También deben discutir los problemas claramente con el médico en cuestión.
Algunos de los problemas incluyen:
- Falta de deseo sexual
- Falta de orgasmo (satisfacción) durante el coito
- Aversión a la actividad sexual
- Sequedad vaginal
- Dolor durante el coito
- Espasmos musculares dolorosos en la pelvis.
Factores de riesgo de disfunción sexual femenina:
Las mujeres en la fase posmenopáusica tienen un mayor riesgo de desarrollar disfunción sexual. Los factores de riesgo incluyen:
- Post histerectomía
- Órgano pélvico prolapsado
- Incontinencia urinaria
- Niveles bajos de estrógeno
- Enfermedades cardíacas
- Lesión cerebral o de la médula espinal
- Medicamentos como analgésicos o anticonceptivos.
- Depresión psicológica
- Abuso sexual infantil
Complicaciones de la disfunción sexual femenina:
La disfunción sexual femenina conduce a muchas dificultades en la vida de una mujer. Algunas de las complicaciones se enumeran aquí:
- Falta de interés en el sexo
- Depresión
- Relaciones tensas
- Aislamiento social
- Ira o irritabilidad
- Problemas fisiológicos como enfermedades vaginales o uterinas.
Diagnóstico de disfunción sexual femenina:
La historia detallada del paciente es crucial para comprender las causas de la enfermedad y también para diseñar un plan de tratamiento adecuado. Un cuestionario sobre el tipo de síntomas, el momento de aparición de los síntomas y el conocimiento de la paciente sobre los órganos sexuales femeninos y su mecanismo, puede ayudar a comprender el estado psicológico de la paciente.
El examen pélvico se realiza para comprender el tono de los músculos pélvicos, para evaluar los genitales femeninos y los quistes en los ovarios.
La prueba de Papanicolaou es un procedimiento de detección para descartar cualquier complicación uterina como el cáncer de cuello uterino que, a su vez, puede provocar disfunción sexual.
La ecografía transvaginal se realiza para comprender la estructura del útero, el ovario y otras partes del sistema reproductor femenino.
Se realiza una prueba de función tiroidea (T3, T4 y TSH) para comprender si un nivel de tiroides alterado es una razón para el desequilibrio hormonal y la disfunción sexual.
Tratamiento de la disfunción sexual femenina:
El tratamiento de la disfunción sexual femenina depende completamente del interés del paciente. El médico tratante debe tener suficiente paciencia y también darle suficiente tiempo y libertad a la paciente, para que se sienta cómoda al discutir los síntomas en detalle.
Manejo no médico:
El asesoramiento (terapia conductual) y otras técnicas se utilizan como el tratamiento más común para los pacientes con disfunción sexual.
El objetivo principal de este tratamiento es relajar el estado mental psicológico de la paciente y mejorar la intimidad con su pareja.
La consejería juega un papel vital. Incluye educación a la paciente sobre el trastorno sexual y explica sus formas de tener una excelente relación sexual con su pareja. Un consejero psicológico puede sugerir algunas de las cosas que se enumeran a continuación:
- Mantener una vida libre de estrés
- Mantener un ambiente pacífico para la actividad sexual.
- Mantener relaciones sexuales oportunas para mejorar la excitación sexual
- Mantener un plan de dieta saludable
- Mantener una buena forma física del cuerpo
- Evitar fumar y consumir alcohol en exceso.
El consejero también debe asegurarle al paciente que es un problema común y que puede tratarse. Sobre todo, las conversaciones francas con la pareja ayudarán a prevenir los problemas asociados a la disfunción sexual.
La fisioterapia también juega un papel en la solución del problema de la debilidad de los músculos del suelo pélvico. Los ejercicios de fortalecimiento de los músculos del piso pélvico (ejercicios de Kegel) y las técnicas de respiración profunda también ayudan a tratar la disfunción.
Administración medica:
Los fármacos como los antidepresivos y los antihipertensivos deben modificarse en dosis. Este tratamiento se realiza principalmente para evitar los efectos secundarios de estos fármacos sobre la función sexual de la mujer.
Fármacos como la flibanserina o Addyi se utilizan para tratar la disfunción sexual femenina en mujeres posmenopáusicas.
Para las mujeres con desequilibrios hormonales como causa de disfunción sexual, se prescribe terapia hormonal. Esta terapia incluye la administración de estrógenos en forma de píldoras o como ungüento tópico, para mejorar la actividad y lubricación vaginal.
También se prescriben lubricantes o vibradores para mejorar la lubricación vaginal y la excitación sexual en las mujeres.
A pesar de la disponibilidad de medicamentos para el tratamiento de la disfunción sexual, rara vez se prescriben. La razón por la que los medicamentos no se utilizan como opción de tratamiento son los efectos adversos que estos medicamentos tienen en la salud general del paciente.
Manejo quirúrgico:
La cirugía es una opción poco común y solo se realiza si el médico tiene clara la causa de la enfermedad. Los resultados de las pruebas de diagnóstico son útiles para tener una visión clara de las partes internas de los genitales femeninos.
La vestibulectomía es un procedimiento quirúrgico en el que el dolor vulvar localizado (vulvodinia localizada) se trata mediante la extirpación de una pequeña parte del tejido vulvar. Esto se realiza principalmente en los casos en los que el dolor en el momento del coito es la principal causa de disfunción sexual en la mujer.
El alcance del tratamiento quirúrgico para pacientes con un trastorno sexual es muy inferior. Por lo tanto, también es una opción terapéutica inusual.
Prevención de la disfunción sexual femenina:
Las mujeres pueden evitar la disfunción sexual siguiendo algunas modificaciones en el estilo de vida, como practicar yoga para aliviar el estrés; evitar fumar; evitando la presión del trabajo; evitar patrones sexuales regulares; prevenir el uso excesivo de medicamentos psiquiátricos; Pasar tiempo de calidad con la pareja y autocomprensión del mecanismo sexual de la persona.
La disfunción sexual femenina es un trastorno tratable. Las mujeres deben desarrollar el coraje para acudir a la ayuda médica en caso de problemas sexuales y recibir tratamiento oportuno. El tratamiento adecuado puede evitar más complicaciones y relaciones tensas debido a la disfunción sexual.